Ayer escuché las noticias por televisión.
Como todo latinoamericano no pude dejar de alzar las cejas y por su puesto compartir esa gran alegría social.
Me ha tocado vivir en una sociedad llena de relaciones amor-odio hacia Vargas Llosa, no son pocas las personas que expresan sus antipatías hacia el escritor, los arribismos, y las rivalidades tampoco faltan. Otros lo enaltecen, incluyendo los incontables premios que acumula. En silencio privado y como lector de sus obras, siempre lo estime como un escritor de notable lucidez para expresar sus ideas. Sus ensayos han sido una inspiración, en particular "LA Cultura de La Libertad", además de ofrecer un pensar profundo y honesto, su estilo refleja un arte asombroso para expresar sus ideas, con fuerza singular y poesía.
Hay una novela de MVLL desatendida y al olvido, que quizá no se considere como una de sus obras cumbres, en mi caso personal es una cúspide de logro literario, El Hablador. Con un lenguaje mágico de hombre de selva, que releo continuamente, y cada vez que lo discurro me traslado a la selva.
Al igual que mi Padre MVLL viene de una generación de intelectuales que se pasearon por la izquierda, y que buscaron el cambio social en la innovación política. En nuestros tiempos, y lo que escucho de los colegas de mi generación, nos sigue preocupando la pobreza y la miseria, pero ya no son los caudillos militares, ni los guerrilleros, ni las CIA, la que nos preocupa tanto como el calentamiento global, o los gritos angustiados que nos dan enfermedades tan omniscientes como el cáncer, y la diabetes. Es como si el enemigo ya no es un individuo endemoniado, ni tampoco un representante de la derecha o izquierda. Pero más bien la ignorancia y una suma de factores que lastiman la naturaleza, y el tejido invisible dentro del cual estamos sujetos. En definitiva las luchas sociales de nuestros tiempos son otras.
MVLL ha dicho que toma elementos de la realidad, como punto de partida para elaborar una ficción. Esas palabras me han dejado pensando largamente, fui a dormir con esa idea, y enredado entre sabanas cavilaba, en mi caso sigo un camino inverso. Busco la metáfora, el adjetivo mágico, el humor y todos elementos posibles de la gramática para descubrir algo que aspiro sea congruente con la realidad.
Creo que MVLL sin llegar a ser plenamente un político ha calado hondo en la política. Y tiene esa singular mezcla de literato que parte de la realidad, se desplaza a la ficción y luego incisivamente comenta la realidad., y como pocos, ha logrado ver al mundo desde una posición universal.
Excelente artículo, estoy de acuerdo, a veces los latinoamericanos no creemos en nuestros valores y nos acostumbramos a hablar mal de los demas sin evaluar como Usted lo ha hecho a este gran escritor peruano, en mi caso personal siento no haberlo leido lo suficiente pero intentaré con el libro de los celtas y buscaré el libro El hablador para leerlo con detenimiento
ResponderEliminarPrimera vez que entro a un blog y no hay ningun comentario, espero ser la primera de muchos mas comentarios que tenga este pensamiento compartido, creo que cada quien le toca vivir la vida para aprender y a MVLL se le presentó la oportunidad de ser tambien político para cambiar o dar un granito de arena a ese cambio que todos los humanos queremos en algun momento de nuestras vidas y que por algún lugar o alguna razón la dejamos flotar entre el espacio de nuestros años y creo que aprendio, que al ser politico tenía que luchar contra el mismo y contra los demas, entre una lucha de valores contra toda la gente que se involucra en la politica y que entra con el espiritu limpio y con las mejores intensiones y despues es envuelto entre el poder y la ambicion y se olvidan quienes son y creo que MVLL eligió muy bien en regresar a ser él mismo y a contribuir desde su lapiz y papel con el gran cambio. lamentablemente se metio a la politica y siempre va a tener gente que lo apruebe y gente que no, a mi particularmente me encanta como escritor.
ResponderEliminarFabita
Yo, también fui inmensamente feliz cuando Mario ganó el nobel, y lo sigo siendo. Continuó pensando que él es el otro peruano, ese que nos parece raro porque simplemente la mayoría no es capaz de admitir que los peruanos podemos ser sinónimo de cosas buenas, de cosas extraordinarias.
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