jueves, 24 de octubre de 2013

Queridos Conciudadanos.


Hace unos días, se expuso en los medios televisivos el tema de las antenas microondas. Se contrasta en primer lugar un extraño mutismo  por parte de la prensa escrita, y una inusual cobertura de varios canales de televisión independientes. Cuando normalmente debiera haber cierta paridad  en los mensajes que transmite la TV y la prensa.

Sin embargo, los mensajes que han llegado al público  han sido  ambiguos e incluyentes. Un embrollo de informaciones que no ha sido muy útil al público.  Como si hubiera una fuerza que impide la transparencia de información. No debiéramos tener  interés en tomar una posición, que  no sea la de dar con la verdad. En ese afán en buscar evidencia sólida, objetiva, confiable, el camino  es bastante sencillo. Toda persona (o periodista) que se da el tiempo de leer los estudios, da con la información de manera objetiva, basta una a dos horas de lectura de las más importantes  investigaciones  serias sobre el tema. Entonces no se explica ni justifica tanto oscurantismo alrededor del tema.

El detalle de cómo son precisamente  los mecanismos biológicos  ante el impacto de las antenas no se conocen con exactitud, y tomará  varios años, décadas, para evaluar todas las variables. La ciencia tendrá que evaluar el impacto de las radiaciones sobre el ADN, sobre las bombas de iones en las membranas celulares, sobre la corteza cerebral, y en su capacidad de alterar campos electromagnéticos con vida, un trabajo vasto y extenso. Mientras los metódicos estudios siguen su lento curso, la epidemiología de personas expuestas ya ha dado graves alertas.

La ciencia empírica siempre corre más rápido que la ciencia de laboratorio.  Si sueltas una manzana esta se cae, nadie lo refuta, pero descubrir  la ley de gravitación le demoró miles de años al hombre, y no por eso las manzanas dejaron de caer sobre  la cabeza de la gente. La ciencia empírica tiene además más peso que las teorías y las hipótesis, que podrían ser manipuladas o no publicadas cuando el resultado no es el esperado.  Lamentablemente la mayor parte de investigaciones sobre bioseguridad en antenas microondas las conducen las mismas empresas de telefonía.

La FDA otorga licencia a un fármaco cuando demuestra en la población que es más efectiva que el placebo, sinla exigencia de conocer los detalles de la bioquímica. A contrapelo podemos decir lo mismo de las antenas, en su impacto en la población. Solo midiendo mortalidad, medir otras variables sería bastante más complicado, las observaciones son duras, son cuantificables y no obedecen al azar. Tienen el rigor de ser estudios sobre poblaciones en doble ciego, donde ni los pacientes ni los médicos sabían de la variable radio frecuencias.
Galileo una vez dijo, “la naturaleza no se preocupa jamás que sus modos de actuar sean accesibles a la capacidad de pensar del hombre, ella actúa inexorable” Podemos añadir,  que no importa si crees o no crees en la radiación, el resultado es siempre el mismo.

Es triste ver un hombre con inteligencia prestada, cuando hay un hilo de oxígeno  entre el  sueldo y la  consciencia.  La libertad a pensar con inteligencia y autonomía es el tesoro más grande, y ningún hombre o mujer lo debe sacrificar. Tal es el caso de los empresarios que desarrollan  consciencia corporativa y no una consciencia que busca la verdad. Como abogados a sueldo defienden a ultranza a su empresa.

Existen dos tipos de persona; los que trabajan para el jefe, y los que trabajan para la Madre, nos interesa trabajar con cariño para la Madre, para la Pachamama. Y si nuestro jefe no trabaja para la Madre, entonces será necesario conversar con él o buscar otro trabajo. Por qué si vives sin respeto y humildad hacia la Madre, algún día sentirás las leyes naturales de la naturaleza, y son efectivamente inexorables.

Creo sinceramente que no siempre se contamina la información con alevosía. Por ejemplo, cuando editaba  el libro La Gran Revolución de las Grasas, pedí la consultoría de un ingeniero químico especializado en refinación de aceites, quería que verifique toda la información en el libro, para no publicar algo que no honre la verdad. Hizo el trabajo, me ayudo a perfeccionar varios puntos, un experto que conocía el tema al dedillo. Luego en un momento de lucidez  y humildad me confesó que  nunca pensó que estos aceites podrían ser dañinos a la salud. Inexplicablemente la variable salud y nutrición no entraba en sus códigos mentales. Aun cuando problemas de salud y consumía regularmente margarina. ¿Será posible que el ingeniero eléctrico, tan afanado y absorto en sus ecuaciones mentales, esté cegado al efecto de las antenas sobre su  pueblo? Muchos científicos y la ciencia que producen, son brillantes desde  su cerebro izquierdo, pero carecen de sabiduría.

Otra variante de complicidad es el silencio, el grupo El Comercio, quien ahora domina el 77% de la prensa escrita, algo que no debe de permitir un país democrático,  decidió casi no abordar  el tema de las antenas. Sin embargo, este periódico, ejerce el sofisma, publica un recuadro interesante. El 21 de septiembre de 2013 en el periódico del domingo aparece:

CELULARES
"Una investigación realizada por la Universidad de South Florida de EEUU dio a conocer que las ondas electromagnéticas de los celulares tendrían efectos positivos en el cerebro de las personas con Alzheimer. La noticia abre puertas a revolucionarios tratamientos."

Este estudio de la USF, fue realizado en ratas, solo demostró que las placas de Beta amiloide, que son proteínas que se enredan y apelmazan por razones que no conocemos, fue inhibido por la radiación de celular. La formación de estas placas es una de las hipótesis del Alzheimer, pero inhibir su formación no es  equivalente a concluir que promete prevenir  o remediar  el Alzheimer. Esta conclusión, aparece como una isla dudosa, contradictoria y conspicua, en  contraste con el océano de múltiples investigaciones que alertan los peligros de los celulares sobre la corteza cerebral, sin embargo, por alguna extraña coincidencia este periódico lo divulga. Publica el dedo e ignora el sol.

Las ciudades de Latinoamérica pululan bajo una telaraña de microondas invisibles, la incidencia de neoplasias y enfermedades degenerativas, son la modalidad de patología moderna que viene  consumiendo la humanidad, tal como lo fueron las plagas en el medioevo. Urge detener el fenómeno endémico, hay que buscar las causas, sería pertinente hacerlo con  honestidad y valor, sin mutismo, sin ceguera y sobre todo sin la excusa de la ignorancia, el pretexto de aun no hay evidencia. Mi deseo es que tengamos derecho a una muerte digna, tan natural como ir a dormir, y no una que pase por el trance de la moderna  tecnología.

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