A través de numerosos análisis, estudios, seminarios, debates y congresos, ha sido el consenso mayoritario que la tecnología transgénica presenta varias desventajas al progreso del país, considerando la productividad, nuestra salud, la economía, y la biodiversidad. Aun así, el Ministerio de Agricultura con el sorpresivo decreto Supremo 003-2001, acaba de promulgar el reglamento que abre las puertas para su ingreso al país.
Una vez más somos sorprendidos con políticas que van contra toda lógica de sensatez, cultura, perfeccionamiento y progreso, por no mencionar la protección del medio ambiente. Al parecer el presente gobierno, con cierto apuro, y sin querer agitar mucho polvo, quiere licenciar esta impopular y espinosa ley antes de cerrar su periodo de trabajo.
Si el llamado “extractivismo” de la minería y la industria petrolera, no ha mejorado las condiciones de vida de las clases más pobres; la agricultura transgénica, además de contaminar el germoplasma nativo, y de soplar los vastos vientos de pesticidas y herbicidas sobre nuestro territorio, tal como lo ha hecho en Argentina, Brasil y Paraguay, también pondrá en grave peligro a la creciente agricultura orgánica del nuestro país, la cual en los últimos años viene destacando con un pujante 20% de crecimiento anual. La agricultura orgánica es una práctica sostenible, tiene mercado, ofrece excelentes utilidades, es amigable a medio ambiente, sana la tierra y es congruente con las virtudes geográficas de nuestro territorio.
Claramente esta medida tan sólo beneficia a un grupúsculo de empresarios y sus socios trasnacionales, mientras se inicia la cuenta regresiva para una inminente bomba de tiempo a la salud económica del país. El resultado de las recientes elecciones es un claro mensaje que el crecimiento económico de los últimos años no ha llegado al pueblo, y que necesitamos una política económica de oportunidades, medicinas y distribución de las riquezas. Qué mejor manera de hacerlo que sembrando alimentos íntegros.
Hay países que producen masivamente carros de segunda calidad, otros países producen pequeñas cantidades de autos de lujo. El Perú no tiene espacio para agricultura intensiva a gran escala como Argentina Y Brasil, nos corresponde sembrar una agricultura de lujo, orgánica, heterogénea, medicinal, gourmet y multifacética para todos los gustos. Para exportación y consumo interno.
Es curioso que durante los años en que se ha debatido el ingreso del cultivo transgénico al país. Un pequeño, mejor dicho diminuto, combatiente andino ha librado una feroz cruzada contra el gigante Monsanto. Como si su inteligencia vegetal tuviera conciencia de una misión particular, la Kiwicha ha calado profundo en los campos de soya transgénica en EE.UU, y tal es su fuerza que ha mostrado ser resistente al Glifosato, el herbicida de la Monsanto usado en plantaciones de soya.
La kiwicha, como una honorable y heroica mala hierba, se ha propagado por todos los terrenos de cultivo de soya dejándole un severo dolor de cabeza a esta transnacional, además de millonarias pérdidas. Son varios agricultores que han abierto demandas contra Monsanto y su Round Up ready Soya bean, por el insoluble problema de la Kiwicha. La soya transgénica es un alimento Frankenstein con un negro historial en la alimentación, cada vez son más numerosas las investigaciones científicas que revelan su peligro para la salud. Quizá ha llegado el día que todos los peruanos prolonguemos el ejemplo de la kiwicha, quizá ha llegado el día en que hagamos un acto de solidaridad con la Kiwicha, y con semejante participación masiva oponernos al consumo y cultivo de la tan cuestionada soya de Monsanto
La kiwicha creciendo en campos de soya
Hace ya unos meses atrás se aprobó el rotulado de los productos transgénicos, a pesar que hace varios meses debió implementarse esta norma, hasta ahora no hemos sido ajusticiados con el necesario etiquetado de productos transgénicos. ¿Acaso no será correcto oponernos a un ciego consumo de soya de la que no conocemos su procedencia? La industria alimentaria tiene la obligación de informar. ¿No tendrá el Ministerio de Agricultura la obligación de crear políticas económicas que tengan como prioridad el bienestar del pueblo, el crecimiento económico, y la protección del medio ambiente?
Por lo tanto, exigiendo el etiquetado y la no liberación de semillas transgénicas en nuestro territorio de gran biodiversidad, hacemos un llamado la conciencia social, y pedimos que la población se abstenga de consumir productos de soya. Vale la pena agregar que la kiwicha es generosa en proteínas, es libre de anti-nutrientes y es una buena alternativa para aquellos que quieren encontrar un reemplazo.
Gracias Kiwicha, seguiremos tu ejemplo, en Perú todos sabemos que no eres mala hierba.
Señor Ministro de Agricultura lo invitamos a desayunar Kiwicha y por favor no siembre mala hierba en nuestro país.
Sacha Barrio Healey
Sacha Barrio Healey
Se agradece la difusión de este mensaje.